Don Quijote de la Web

DON QUIJOTE DE LA WEB (1)

Diez años estuvo meditando en el mítico Silicon Valley don Quijote de la Web y hoy ha decidido salir a predicar su mensaje.
Antes de ponerse en marcha, levanta los brazos al cielo y dice:
-¡El mundo debe saber la Mala Nueva! ¡El final de internet está cerca ¡¡Ya se puede escuchar el galope de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis Cibernético!
Y mientras inicia la marcha, murmura.
-Todos están sordos. No importa. Yo apartaré la cera de sus orejas y tendrán que escucharme.

Y aconteció que llegó a la ciudad de San Google. Apenas comenzó a predicar comenzaron a llegar curiosos de toda índole.
-¡Despertad, inocentes ovejitas cegadas por el resplandor de los monitores! ¿Acaso no os habéis dado cuenta del monstruo que se apresta a devorar nuestra Sagrada Red?
-¿Quién es este ignorante pordiosero mala onda que viene a arruinar El Paraíso de los Cibernautas? –preguntó alguien.
-¿Dices que un monstruo nos quiere comer? –preguntó otro con tono burlón- ¿Será tal vez el Lobo Feroz?
Surgieron cientos de risotadas de la multitud.
-Yo…yo soy Don Quijote de la Web y he venido con la misión de evitar la muerte de internet-. Y agregó bajando la voz-.¿Todavía no lo saben? Quieren asesinarla. Ellos no pueden tolerar tanta luz. Aman las penumbras, disfrutan del Orden Supremo, de la Inmovilidad y del Silencio Absoluto…,es decir…de la muerte.

Ya nadie ríe. Una atmósfera de temor se ha esparcido entre los habitantes de San Google. Una bella mujer, temblorosa y frágil se acerca a Don Quijote.
-Señor…¿quién es el monstruo, por qué querría devorar a unos simples adoradores de la Sagrada Internet?
-¿Preguntas por qué, adorable criatura? Ahhh…porque habéis amenazado nada menos a los Señores de la Tierra. Acercáos y escuchad en silencio.
La multitud obedeció como hechizada por la figura, las palabras, el fuego de la mirada y los gestos apasionados del Profeta del Ciberespacio. Que así les dijo.
-Internet es la fuerza más grande jamás creada por el cerebro del hombre. Tiene algunos atributos de Dios. Es invisible, inmortal, todopoderosa, está en todas partes y todo lo sabe.
Mientras fue utilizada simplemente como un maravilloso juguete, no hubo problemas. Pero un día…esos pecosos adolescentes universitarios, genios de garage como Bill Gates, se hicieron
multimillonarios y por lo tanto poderosos.
La multitud permanecía inmóvil y atenta.
-Ahora son más importantes Facebook, Twitter y Apple que General Motors, Bank of América y Exxon. Sin embargo, el peor pecado que habéis cometido, inocente rebaño de caritas felices, es el de la libertad, la democracia, la gratuidad de algunos servicios. Y para rebasar los límites…¡Wikileaks! Es decir, la anarquía total.
-¿Acaso suponéis que el Pentágono, la CIA, el hipócrita mundillo de la diplomacia, los fabricantes de armas, los emporios financieros, las petroleras, los gobiernos de los Estados Unidos, China, Rusia y otras potencias menores van a tolerar tanta anarquía? ¿Que van a permanecer inmóviles mientras son desnudados públicamente por cualquier imberbe idealista, contemplando cómo se derrumban sus imperios?

La mujer quiso saber si estaban a tiempo de salvar la Sagrada Red

-No lo se –confesó el Profeta Cibernético.
Luego se levantó, juntó los pies, cerró los ojos y extendiendo sus brazos expresó- Pero afinad el oído y podréis escuchar un galope estremecedor. Cuidado, son los Cuatro Jinetes del Apocalipsis Cibernético, es decir: El Dinero, La Ambición, La Crueldad y El Poder. ¡Vienen a asesinar internet para crear otra obediente, callada y triste!
Entonces, Don Quijote de la Web marchóse de San Google para llevar La Mala Nueva al próximo poblado: El Imperio Facebook, habitado por más de seiscientos millones de usuarios.




DON QUIJOTE DE LA WEB II

Después de predicar La Mala Nueva en la ciudad de San Google, Don Quijote de la Webencaminose hacia el Gran Imperio Facebook.
-Es mi deber –reflexionó- alertar al mundo cibernético sobre el peligro de que la SagradaInternet caiga en las garras despiadadas de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis: El Dinero, La Ambición, La Crueldad y El Poder.
Pero aconteció que poco antes de llegar a su destino, fuera interceptado por un extraño gentío que le impedía el paso. Se dieron a conocer como Los Ilustrados Piqueteros, la secta de Los Adoradores del Papel Impreso que luchaba ferozmente por defenderse del avance impetuoso e irreverente de la satánica Red.
-¡Apartaos, fantasmas del pasado, destructores de bosques, alimentadores de polillas!
-Ya escuchamos de ti, Quijote Trucho, que sin pudor alguno mancillas el nombre del ilustre Caballero de la Triste Figura –le increpó el jefe de la secta papelera- Tu eres el falso salvador que pretendes evitar lo inevitable: ¡ la muerte a esa maldita red que tanto ha dañado a la Humanidad con sus diabólicos encantos y hechicerías embrutecedoras!
Hizo una pausa y le advirtió enérgicamente.
-No permitiremos que pases por aquí. ¡Regresa al Infierno de donde provienes!
Don Quijote realizó un ampuloso gesto de resignación y les dijo.
-Escuchadme. Os pido un favor. Permitidme que os relate una interesante parábola que contiene tiene una adivinanza. Si acertáis con la respuesta me retiro pacíficamente y prometo renunciar a mi prédica para siempre. En caso contrario vosotros despejaréis el camino. ¿Trato hecho?
El jefe de Los Ilustrados Piqueteros asintió y Don Quijote les habló como sigue:

-Como ya sabéis, la civilización ha dado a luz un fascinante y revolucionario artefacto de alcance planetario. Es una especie de escenario público donde cualquiera puede escribir lo que le plazca. Desde un delicado poema o una teoría científica hasta las estupideces y groserías más repugnantes.
¡Y no tan solo escribir, sino también presentar imágenes, algunas, las menos, verdaderas obras de arte y otras totalmente deleznables. Aunque lo más grave es que nada ni nadie puede censurar su contenido con eficacia ni impedir su propagación.
¿Podéis adivinar de qué artefacto tan poderoso y malvado estoy hablando?
Los rostros torvos de la Secta de los Adoradores del Papel tornáronse burlones y respondieron a coro.
-¡De la Maldita Internet, naturalmente!
Don Quijote brincó de alegría al tiempo que les decía apuntándoles con los dos brazos extendidos como espadas.
-¡Ay de vosotros, cavernícolas de mente estrecha. Yo no hablaba de la Web sino de la imprenta, de Gutenberg y de los libros…¡De esos papeles impresos que fueron tan maltratados y estigmatizados a lo largo de cientos de años!
¡Y ahora vosotros estáis cometiendo el mismo pecado de incomprensión e intolerancia que habéis padecido! ¡Justamente el mismo pecado!

Y sucedió que de inmediato Los Ilustres Piqueteros comprendieron, bajaron la cabeza y desordenada y silenciosamente se alejaron avergonzados.
Entonces, Don Quijote de la Web se puso nuevamente en marcha con la mirada en el horizonte donde ya se dibujaba la gigantesca silueta del Gran Imperio Facebook.



DON QUIJOTE DE LA WEB
III PARTE Y EPILOGO

Casi novecientos millones de usuarios tiene el increíble Gran Imperio Facebook.
-¿Quién eres, extraño forastero? –pregunta un guardia.
-¿No conocéis al Quijote, al invencible Caballero de la Web?
-Un momento…aguarde un segundo. Aquí, en los registros del Imperio no existe ningún Facebook con ese nombre. No puedes entrar.
-¡Abridme paso zopenco¡¡Nadie puede impedir el paso al profeta que predica la Mala Nueva!

Desde las sombras emerge la sombría figura del Sumo Sacerdote del Gran Imperio Facebook.
-¡¡Detente, Anticristo!! Ya escuché de ti. Vete de aquí, esta no es tierra propicia para los portadores de malas nuevas.
-¿Soy vuestro Salvador y no me reconocéis? Cuidado, no cometáis de nuevo el mismo error.

Entonces, El Quijote fue encadenado y llevado ante el Supremo Tribunal.
-Blasfemo – le dicen -, afirmas ser profeta pero ¿dónde están tus discípulos, seguidores o amigos?
-No tengo.
-Si accedieras a Facebook estarías rodeado de miles de amigos.
-¿Amigos? Bah, fantasmas querrás decir. Rostros jóvenes y sonrientes en fotografías tuneadas con photoshop que no envejecen, no transpiran ni poseen mal aliento.
-Anciano demente, no eres nadie para despreciar a un imperio de novecientos millones de usuarios.
-Novecientos millones de soledades virtuales. Nada. Humo, espejismos.
Luego de una corta deliberación, el Supremo Tribunal accede a escucharlo con la condición de ser tan breve como Twitter.

-Cuidad la web. Los Dueños del Planeta jamás permitirán la caída del Reino de los Negocios. Usadla para ser más sabios, más humanos y democráticos.
-¿Pero quiénes son esos supuestos propietarios de la Tierra?
Entonces, el Caballero de la Web habló como sigue.
- Son los Cuatro Jinetes del Apocalipsis: Ambición, Dinero, Crueldad y Poder. Haced silencio y escucharéis cómo golpean el suelo los cascos de los Corceles Infernales y cómo se acercan cada vez más y más.
Están a la vuelta de la esquina. ¡No dejéis que Internet caiga en sus manos porque vendrá la Noche Sin Fin!
Así advirtió el Quijote y partió hacia la montaña.



EPILOGO

Los Hombres Sabios del Universo están abordando la nave en que vinieron silenciosamente hace años trayendo a la Tierra un maravilloso regalo: la Web.
-Lo lamento, creo que he fracasado –dijo abatido Don Quijote.
-Lo sabíamos, querido amigo. Por eso nos vamos.
-¿Pero que pasará con Internet?
-Desaparecerá. Será un proceso lento para no provocar el caos. Irá diluyéndose de a poco.Todavía este planeta no está preparado para merecerla. Ya pusimos en funcionamiento la Operación Penélope para destejer la Red. La llevaremos de vuelta con nosotros al otro extremo de la galaxia, donde está nuestro hogar…
Uno a uno le estrecharon la mano.
- Adiós, don Quijote de la Web y gracias por todo. También nosotros hemos fracasado. Adiós.

Y aconteció que una luz celeste brotó callada de la montaña, se esfumó en la noche y dos hilos de plata bajaron de los ojos de Don Quijote de la Web.

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Donato Alberto Calliera